Bolchevique de salón, Mario Rapoport

Una de las mayores fortunas creadas en Argentina a partir de la explotación agrícola. La fundación de un instituto académico europeo con la premisa de formar una Teoría Crítica a partir de las propuestas marxistas y hegelianas. Hasta aquí, dos historias sin puntos en común y que sólo la ficción podría unir. O una vida de ficción. Así parece haber sido la historia de Felix Weil, el hombre que hizo posible que esos dos mundos antagónicos tengan un lazo que los una. Hijo de un inmigrante alemán, Felix se formó en la Europa que caminaba hacia la Gran Guerra y se vinculó con estudiantes de familias pudientes como Friedrich Pollock y Max Horkheimer, todo en un contexto de gran crisis económica y en el que la Revolución Rusa expandía su influencia.

Para Alemania trabajó en puestos administrativos y conoció el concepto de “socialismo de guerra” que planteaba que la economía se manejara a partir de motivaciones patrióticas en lugar del fin de lucro. Estudiaría el movimiento obrero campesino argentino y en Alemania comenzaría a militar en agrupaciones estudiantiles donde la influencia del socialismo era muy fuerte y lo haría pensar en la necesidad de reemplazar la economía capitalista privada por una socialista. Para ello, hacía falta un espacio intelectual que lo pensara y que convocara a los mejores. Así nacería la Escuela de Frankfurt, uno de los centros intelectuales críticos más importantes de occidente. El hecho de que la fortuna generada por la tercera compañía exportadora de granos del país (sólo detrás de Bunge & Born y Dreyfus) fundara un centro de estudios de corte marxista sólo puede entenderse como una curiosa y compleja broma de la historia. Un trabajo maravilloso de Mario Rapoport al que no le sobra una página.

(Publicado el 16 de marzo de 2015 en la sección “Libros” de Punto a Punto). 

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